Ayer me puse en contacto con Terentius Neo y le comenté el proyecto de lectura colaborativa de la Eneida que han organizado nuestros colegas de Chiron. Y me acaba de enviar una grabación de unos versos del volumen de la Eneida con el que se hizo retratar. Aquí podréis escuchar las mejores voces de Virgilio.
Gracias, amigo Terentius. Y gracias colegas de chiron por contar con Terentius,
ingeminant plausu Tyrii, Troesque sequuntur.http://www.chironweb.org/
nec non et vario noctem sermone trahebat
infelix Dido longumque bibebat amorem,
multa super Priamo rogitans, super Hectore multa;
nunc quibus Aurorae venisset filius armis,
nunc quales Diomedis equi, nunc quantus Achilles.
«immo age et a prima dic, hospes, origine nobis
insidias» inquit «Danaum casusque tuorum
erroresque tuos; nam te iam septima portat
omnibus errantem terris et fluctibus aestas.
AENEIDOS LIBER SECUNDUS
Conticuere omnes intentique ora tenebant;
inde toro pater Aeneas sic orsus ab alto:
Infandum, regina, iubes renovare dolorem,
Troianas ut opes et lamentabile regnum
eruerint Danai, quaeque ipse miserrima vidi
et quorum pars magna fui. quis talia fando
Myrmidonum Dolopumve aut duri miles Ulixi
temperet a lacrimis? et iam nox umida caelo
praecipitat suadentque cadentia sidera somnos.
sed si tantus amor casus cognoscere nostros
et breviter Troiae supremum audire laborem,
quamquam animus meminisse horret luctuque refugit,
incipiam. fracti bello fatisque repulsi
ductores Danaum tot iam labentibus annis
instar montis equum divina Palladis arte
aedificant, sectaque intexunt abiete costas;
votum pro reditu simulant; ea fama vagatur.
redoblan sus aplausos los tirios y los troyanos les siguen.
Pasaba también la noche en animada charla
la infeliz Dido, y un largo amor bebía,
preguntando una y otra cosa sobre Príamo, una y otra sobre Héctor;
ya con qué armas se había presentado el hijo de la Aurora,
ya cómo eran de Diomedes los caballos, ya por la figura de Aquiles:
«Ea, mi huésped; comienza por el principio y cuéntanos»,
dijo, «las trampas de los dánaos y las desgracias de los tuyos
y tu peregrinar; pues ya es el séptimo verano
que vagar te ve por todas las tierras y los mares
LIBRO SEGUNDO
Todos callaron y en tensión mantenían la mirada;
luego el padre Eneas así comenzó desde su alto lecho:
«Un dolor, reina, me mandas renovar innombrable,
cómo las riquezas troyanas y el mísero reino
destruyeron los dánaos, y tragedias que yo mismo he visto
y de las que fui parte importante. ¿Quién eso narrando
de los mirmídones o dólopes o del cruel Ulises soldado
contendría las lágrimas? Y ya la húmeda noche del cielo
baja y al caer las estrellas invitan al sueño.
Mas si tanta es tu ansia de conocer nuestra ruina
y en breve de Troya escuchar la fatiga postrera,
aunque el ánimo se eriza al recordar y huye del llanto,
comenzaré. Quebrados por la guerra, por el hado rechazados
los jefes de los dánaos al pasar ya tantos los años,
como una montaña un caballo con arte divina de Palas
levantan, tejiendo sus flancos con tablas de abeto;
lo fingen un voto por el regreso; así la noticia se extiende
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